"No está lejos el día en que esta ciudad sea conocida por su catedral y por mis Merlitones".Javier Losada, fundador de Hojaldres Nazaré, le soltó esta frase al alcalde de León en una reciente feria gastronómica. "Es verdad que me vine un poco arriba, pero no miento: esto pasará más pronto que tarde", asegura este emprendedor. motivos para estar orgulloso tiene de sobra.
Hace seis años se lio la manta a la cabeza y decidió seguir su vocación. " Al final vas buscando tu sitio en la vida y yo sabía que antes o después iba a llegar el momento en el que me lanzara al vacío, la vocación es algo inevitable!, reconoce. Por eso, dejó un puesto fijo como director comercial en una empresa solvente, apagó la tele y la radio, se negó a leer los periódicos que solo hablaban de crisis y montó su propio negocio. La idea original era abrir una tienda de dulces, pero aconsejado por un antiguo cliente, contrató al empleado con conocimientos de repostería de un obrador que cerraba por jubilación y abrió el suyo.
A partir de ahí, la historia de Nazaré se escribe con trabajo duro, ilusiones, reconocimientos (algunos de sus productos han sido distinguidos con premios a la calidad) y muchas dificultades superadas gracias a su condición de empresa familiar y a un equipo comprometido que ahora lideran sus hijos: " Sergio, el mayor, lidia con todo tipo de problemas desde que se incorporó hace cinco años. David lleva menos tiempo, pero ya sabe que la cosa no es fácil. Aquí trabajamos todos. Mi mujer también".
Los que saben de esto, consideran el hojaldre de mantequilla una de las artes supremas de la pastelería. "Es quizá la que más dificultades ofrece a la hora de su fabricación. Casi nadie lo hace en su casa, y resulta raro encontrarlo a la venta. Es una de las labores reposteras de más calidad que podemos encontrar", explica Losada, que ha debido ir adaptando su obrador a las exigencias que la mantequilla le demandaba.
¿El resultado? Un hojaldre tan fino que se funde en la boca, un producto al que, según Javier, "hay que darle el mismo trato que a los bombones. Son para regalar y para compartir con la gente que quieres. Puedes tomarlo si te apetece con un café, pero siempre para saborearlo a gusto, porque se trata de una receta muy especial y antigua de estas tierras de León".
Revista El Corte Inglés